La niña santa: como pez en el agua ~ UNA VISTA PROPIA

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24 de abril de 2007

La niña santa: como pez en el agua

Comentario de Patricia Carbonari en Fotograma.com
http://fotograma.com/notas/reviews/3533.shtml

En un hotel de Rosario de la Frontera, en la provincia norteña de Salta transcurre La niña santa, una inquietante segunda obra que confirma el talento de la realizadora de La Ciénaga. Conocedora de la idiosincrasia de su provincia natal, aunque trasladable a cualquier otro lugar, Lucrecia Martel habla desde su observación exhaustiva de las situaciones y conflictos humanos.

El guión, podríamos decir sin rodeos, es perfecto. La claridad narrativa de Martel sorprenderá, especialmente a aquellos detractores de La Ciénaga, quienes creían que en su ópera prima no se contaba nada. Sus personajes no posan, no son juzgados, son de carne y hueso y viven en la misma sociedad donde las presiones morales comprometen a todos y cada uno de los seres que la habitan.

Allí, donde todo parece quieto, Amalia, una joven con inclinaciones místicas quiere descubrir la misión para la que ha sido llamada, desvelo común a no pocas muchachas sacudidas por la influencia temprana del fervor religioso. Pero la tensión subyace, está sutilmente escondida; el espectador deberá armar el rompecabezas munido de las piezas que Martel elige exponer en los distintos espacios dramáticos que construye. Y el cronómetro que acusa los minutos faltantes para que estalle la bomba se detiene en el momento más álgido, donde el clímax sería, justamente, la resolución del conflicto. El desenlace explícito no importa, felizmente, pues cada asistente a la sala se confrontará consigo mismo al buscar la clausura de este film, que, precisamente, tendrá tantos finales como principios morales tengan los espectadores. En la aparente mansedumbre de esos universos extraños, claros y viscosos a la vez, en esa nada que simula ser eterna y que no difiere, en absoluto, de la vida cotidiana de cualquier mortal, el voyeur queda insatisfecho, excepto que, al más puro estilo brechtiano, opte por la reflexión y sucumba ante ella, objetivo que, por otra parte, esta joven cineasta viene persiguiendo desde su primera incursión en la pantalla.

La correspondencia entre lo místico y lo erótico, la privacidad y el incesto, la pulsión vital de los adolescentes y la pasión enardecida ataviada de sosiego son para Martel lo que el agua para el pez. Ella no habla de todo esto desde un cómodo exterior, de todo "esto" se nutre su cine, es la génesis, el lugar desde donde edifica sus películas.

Y formar parte del Nuevo Cine Argentino con su pesquisa incansable de un revitalizado lenguaje, provocar al espectador para que abandone su lugar de "solo voyeur", y representar al cine local en la competencia de Cannes, que es, sencillamente, el festival más prestigioso de la comarca cinematográfica, son razones suficientes para que este excelente film se convierta en una imprescindible propuesta para los amantes del cine.

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