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6 de diciembre de 2007

Seminario "Estético-política del Nuevo Cine Latinoamericano: ciudades, culturas, imaginarios sociales "

Los imaginarios del cine latinoamericano están indisolublemente ligados a la realidad social explosiva, turbulenta, y atroz que viven nuestros países. Decidido a escapar del realismo chato, el cine de nuestras regiones se pregunta hoy cómo narrar esa realidad; cómo articular lo local con lo global, particularmente desde la estética; cómo dar cuenta de los cambios de la sensibilidad actual y de los lenguajes posmodernos de nuestra época.

Hay un nuevo neorrealismo en el cine latinoamericano y también un nuevo tipo de realismo social que bien podría ser llamado "hiperrealismo posmoderno". El cine se debate entre incorporar el lenguaje del documental sin maquillar la realidad, usar personajes reales en vez de actores, escenarios de la calle y no locaciones; o, por el contrario, apelar al artificio técnico de un Tarantino o un Scorsese, o a la estilización plástica de un Almodóvar.

Los desencantos políticos, las contradicciones de clase, las ciudades, los conflictos urbano-marginales, la corrupción, el narcotráfico, la violencia en todo su poder y miseria, son los temas centrales de muchas películas del continente. ¿Una violencia espectacularizada, neutralizada? ¿Porno miseria estética? ¿O una búsqueda auténtica de una mirada compleja, palpitante, representativa?

Este será el rumbo del debate estético-político del seminario de cine.

PELÍCULAS
La vendedora de Rosas (Colombia, 1998)
Ratas, ratones, rateros (Ecuador, 1999)
Amores Perros (México, 2000)
Tinta roja (Perú/ España, 2000)
La Virgen de los Sicarios (Colombia/ Francia/ España, 2000)
Ciudad de Dios (Brasil, 2002)
El Bonaerense (Argentina, 2002)
La Sagrada Familia (Chile, 2004)
La Fiesta del Chivo (República Dominicana/ España, 2005)

Libro de referencia: “Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad”, Néstor García Canclini, Gedisa, 2004 (disponible en Mr. Books).
Material teórico en relación a este libro y a las teorías de otros autores, así como crítica de las películas, se publicará en este blog.


GALERÍA DE ARTE DPM: Circunvalación Sur 111 A y Víctor Emilio Estrada - Telef: 2888099
DURACIÓN: 20 HORAS - Del 19 de julio al 16 de agosto.
HORARIO: Martes y jueves de 5 a 7 pm.

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3 de diciembre de 2007

Seminario "CUERPO, DESEO Y PODER EN EL CINE ERÓTICO Y QUEER"

GALERÍA DE ARTE DPM: Circunvalación Sur 111 A y Víctor Emilio Estrada - Telef: 2888099
DURACIÓN: 20 HORAS - Del 29 de mayo al 28 de junio.
HORARIO: Martes y jueves de 5 a 7 pm.

Hablar de sexualidad no es solo hablar de sexo, sino de todo el imaginario social construido alrededor del cuerpo, la genitalidad, el deseo, y que involucra ciertas formas, olores, músicas, ademanes, temperaturas, texturas y - en nuestro tiempo - también a los medios masivos y digitales. Vivimos en una época de hipersexualismo provocado por los medios. Sin embargo, tenemos una historia emocional clandenista que aún está por revelarse: la historia de las aspiraciones sexuales de los hombres, disociadas de sus personalidades públicas; y de las aspiraciones sexuales de las mujeres, reprimidas tanto en la realidad como en la ficción.
El cine, por su riqueza de lenguajes y su capacidad de identificación sicológica, es un campo fascinante para el estudio de los imaginarios sexuales. A diferencia de la palabra oral o escrita, el cine muestra antes que cuenta. En esa tiranía de la imagen, en la que cada emoción y sensación deben ser representadas, yace, sugerida, la historia clandestina de nuestra sexualidad, tan ligada hoy al goce de la mirada.
Objetos de polémica, censura, placer, el cine erótico y el cine queer (gay, lésbico, transexual) han mediado con los géneros, los estereotipos, las prohibiciones y las fantasías, para darle forma al deseo. Muchas veces han caído en las trampas de la ideología; pero, otras, han logrado trascenderla.
El propósito de este curso es analizar la dimensión ideológica y artística de algunas de estas representaciones en la posmodernidad, de la mano de teorías contemporáneas en torno al cuerpo, el poder y la sexualidad.

PELÍCULAS
El último tango en París de Bernardo Bertolucci – Italia/Francia (1972)
Sexo, mentiras y videos de Steven Soderbergh – EEUU (1989)
Jamón Jamón de Bigas Luna – España (1992)
El amante de Jean Jacques Annaud – Francia (1992)
No se lo digas a nadie de Francisco Lombardi - Perú /España (1998)
Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar - España (1999)
Intimidad de Patrice Chérau – Francia (2001)
Guardando las apariencias de Alice Wu – EEUU/China (2004)
El secreto de la montaña de Ang Lee - EEUU (2005)
Diario de un escándalo de Richard Eyre - Reino Unido (2006)

Los participantes tendrán acceso a copias de todas las películas. En clase se debatirán las teorías y se revisarán escenas escogidas. El material de lectura estará disponible en este blog.

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2 de diciembre de 2007

Seminario "Feminidades en el cine posmoderno de mujeres"

Posfeminismo, “coñocentrismo”, pospornografía ... Algunas autoras sostienen que el feminismo ya va por su quinta ola... El cine, crucial espacio de representación dominado historicamente por la mirada falocéntrica y diseñado para el placer masculino, está siendo reformulado por la incursión decisiva de directoras mujeres posmodernas y posfeministas.

Hablar de arte o de cultura posmoderna implica no solamente situar a esas manifestaciones en el tiempo (se dice que la posmodernidad tuvo lugar en los 70), sino también hablar de una forma de ver y sentir el mundo, una forma de hacer arte, una forma de narrar.

En el cine, todo debe ser estudiado: el encuadre, el diseño de luz de una escena, los planos en que se fragmenta la historia, los diálogos, los ruidos del ambiente, el vestuario y la atmósfera, la música, la rapidez de los cortes. Todo narra, hasta los silencios. Todo responde a una época, una cultura, una estética, una política, una lectura del cine, una forma de producción –que es también una estética y una política-, y una visión de género.

Hablar de feminidades significa reflexionar sobre la construcción de la mujer y de lo femenino en una sociedad determinada (ver artículo sobre la feminidad). Indagar y “deconstruir” qué tipo de mujer “ideal” desea y promueve esa sociedad, tanto en lo físico como en lo sicológico. Es terrible descubrir cómo algunos de estos ideales no cambian con el tiempo y atraviesan las épocas y las culturas. La película Marie Antoinette de Sofía Coppola muestra la vigencia y desoladora actualidad del ideal femenino de la Ilustración, inclusive la música pop de la banda sonora pone en tiempo presente el drama de esa reina adolescente que es su protagonista.

Lo interesante del arte y el cine producidos por mujeres –más allá de su intención, como todo en el arte- es que, de muchas maneras, algunas de estas autoras cuestionan los ideales de feminidad tradicionales. ¿Por qué los cuestionan? Porque limitan, oprimen, reducen; al igual que los ajustados corsés que se popularizaron en la Edad Media y que impidieron que las mujeres de esa época practicaran cualquier tipo de deporte. Porque, además, son estereotipos y, como tales, le hacen un “flaco favor” a la compleja condición femenina: “maldefinen”, “malogran”, “maleducan”. Por eso, algunas películas como “Fóllame” llegan a la metáfora narrativa violenta y pornográfica (pospornográfica, en realidad), como una forma de subversión radical ante esos estereotipos y limitaciones.

Este fue el tema central de un curso que impartí del 22 de marzo al 3 de mayo. El objetivo era analizar películas de escritoras y directoras que han trascendido en la historia del cine con personajes femeninos más humanizados y más complejos que los estereotipos frecuentes en el mainstream comercial. Historias de mujeres desde otra óptica. Cuerpos femeninos no fetichizados. Un nuevo lenguaje que se expresa en todos los niveles de la narrativa cinematográfica.

PELÍCULAS ESTUDIADAS (hay artículos sobre cada una de ellas en este blog):
* Retrato de una Dama de Jane Campion (UK/USA)
* Antonia's Line de Marleen Gorris (Holanda, Bélgica, UK)
* Las Bordadoras de Eléonore Faucher (Francia)
* En algún lugar de África de Caroline Link (Alemania)
* Te doy mis ojos de Iciar Bollaín (España)
* La Niña Santa de Lucrecia Martel (Argentina)
* Fóllame de Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi (Francia)
* Marie Antoinette de Sophia Coppola (Japón, Francia, USA)

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2 de agosto de 2007

Amores perros o hasta en las mejores familias

Un accidente automovilístico en una colonia del Distrito Federal crea la coincidencia oportuna para que la vida de tres desconocidos se entrelace y para que, en el nervioso estilo narrativo de un director de comerciales kitsch, como González Iñárritu, se cuenten los dramas y miserias de los "amores perros" que han marcado las vidas de un lumpemproletario de nombre Octavio (Gael García), un ex convicto apodado "El Chivo" (Emilio Echavarría), desecho de sus ideales de juventud militante marxista, y una modelo en el punto más alto de su carrera (Goya Toledo), relacionada con un director de revista de chismes artísticos que deja a su familia por el cuerpo que pregona un perfume.

La estructura del filme recuerda ligeramente la labor del nunca suficientemente ponderado y genial Robert Altman (Nashville, 1975, y Short Cuts, 1993), que un par de veces ha experimentado con el seguimiento de personajes que casualmente se cruzan caminos en el escenario de la vida, aunque en el caso del director americano ha llevado su propuesta tan lejos como pueda concebir la imaginación más febril, al seguir hasta veinte o más protagonistas en cada film, formando una telaraña que sorprende al espectador y que, a diferencia del trabajo de González Iñárritu, no arrastra jamás connotaciones morales de ninguna especie.

Las tres historias son disparejas en su ejecución y se nota una cierta torpeza narrativa, especialmente en la historia del fallido romance entre Valeria (cuya etimología engaña: el personaje debió llevar más bien el nombre de Vannessa) y el ejecutivo Daniel (Alvaro Guerrero), que deriva peligrosamente hacia el género de la telenovela, produciendo una propuesta de castigo a pecadores de la carne, aún más conservadora de lo que habitualmente se acostumbra hoy en los teleculebrones. El estilo visual es aquí particularmente conservador y no a tono con los personajes que supuestamente viven en el filo del glamour. Tampoco ayuda a esta historia el estirado desempeño de los actores, que jamás olvidan aún en los momentos más dramáticos que están ante la cámara.

La primera de las historias recorre el submundo de las apuestas ilegales en las peleas de perros, y quien mejor se desempeña es sin duda el perro Cofi, que habla de un entrenamiento extraordinario no forjado en las escuelas de fatuo talento actoral de Televisa. Octavio desea a su cuñada Susana (Vanessa Bauche) con una pasión enfermiza que le lleva a pretender la bíblica conducta de Caín para desembocar en la tragedia de perder a su compadre, a su mascota y enfrentar finalmente el abandono de su amada, quien se embolsará el dinero con el que su cuñado ha pretendido comprarla, prefiriendo velar por la permanencia del nombre de su difunto y violento esposo muerto en un asalto bancario.

La tercera historia es mucho más interesante y protegida por el magnífico desempeño artístico de Emilio Echavarría ("El Chivo"), de quien esperamos saber más en adelante, pues su soberbio personaje sobresale verosímilmente dentro de toda la película. Debemos reconocer, por otra parte, que al director no le habrá sido fácil hacer una película con un solo actor y tantas comparsas.

Ganadora del Premio de la Crítica de Cannes otorgado por la prensa, la película plantea una serie de problemas interesantes sobre el presente y futuro del cine nacional. El autor de esta crítica se pregunta: ¿qué es lo que ha premiado la prensa en el laureado festival? Sospecha que la mirada que ha decretado la obtención del preciado galardón haya sido la misma de los voyeristas aficionados a programas producidos por National Geographic. Estos antropólogos aficionados disfrutarían quizá del mismo modo los Talk shows latinos al estilo de Cristina, Cosas de la vida y Hasta en las mejores familias, programas televisivos donde la única protagonista es la miseria humana y donde llaman a sus víctimas a declarar ante el público, en un afán catártico prefreudiano, sus pecados y desgracias, borrando el diván psicoanalítico y la intimidad que éste supone en beneficio del grito estentóreo y el morbo que se asocia al enorme rating de estos lamentables espectáculos. No es difícil imaginar a Octavio, su mamacita y su cuñada en un panel televisivo titulado: "Yo sí deseo a mi cuñada", gritándose injurias ante Carmelita Salinas, mientras el jurado deforme -reclutado por algún descendiente de Tod Browning- señala que: "...no es justo que atormenten así, a los perros que no tienen ninguna culpa".

Ya en 1950, Buñuel obtuvo la Palma de Oro en Cannes con la exhibición de una película, Los Olvidados, que había pasado en la cartelera nacional sin pena ni gloria, pero que descubrió al mundo al director hispano-mexicano. En este film, la desdicha y el infortunio de los más necesitados golpeaba al espectador, demostrando, a contrapelo de las tesis de la "época de oro del cine nacional", que los pobres no son siempre alegres y sinceros, y que la tragedia está a la orden del día entre los miserables. La obra se encontraba salpicada de imágenes surrealistas que maravillaron al mundo y que ponían al descubierto la imaginación sin límites del director.

La fórmula de González Iñárritu parecería ser nuevamente la de mostrar el desamparo y desesperación de los pobres en un contexto de ambigüedad moral. Ha puesto desgraciadamente en el lugar de nacos a fragantes actores de telenovelas, en un film que huele desde el comienzo a un proyecto publicitario fríamente calculado para vender no sólo las imágenes sino la música preestablecida de Control Machete, Julieta Venegas, El Gran Silencio, Illya Kuryaki y Zurdoc asociada a las situaciones y personajes. Es curioso ver cómo el autor del filme muestra a la televisión para la que ha desempeñado gran parte de su trabajo como una caja idiota destinada a estimular la estupidez y, en el colmo de su arrogancia, llega al suicidio intelectual de mostrar su propio trabajo en un video de identificación de canal amplificado para el espectador de cine. El episodio del ejecutivo y su querida sobra, como no sea para demostrar que Los ricos también lloran. Más de uno hubiera deseado la inclusión de una escena en la que las ratas se comieran a los dos, en un castigo divino derivado de sus pésimas actuaciones.

La película es un film sobre nacos para estimular el morbo de la gente decente y desarrollar las alabanzas de los críticos a sueldo de la televisión. Sigue en su trayectoria la exploración de los mundos heterogéneos de los que se conforma la urbe de pesadilla llamada Ciudad de México, con sus más de veinte millones de almas prendidas de una viscosa atmósfera, y que algunos cineastas ya no tan jóvenes tomaron como objeto temático en los años setenta. Lo hace en un estilo aromático que el cine español explotó con éxito cuando estaba al borde de una crisis profunda y de su virtual desaparición. Almodóvar, Vigas Luna y otros descubrieron que bajar a la marginalidad y sacar las perversiones e inmundicias de la ciudad vende al espectador medio, a un precio módico, una excursión por un mundo curioso y apasionante que no se atrevería a explorar personalmente. El director, conocedor del mercado publicitario, ha calculado sin duda con maestría la rentabilidad de su producto. La contracultura ha sufrido finalmente el proceso de asimilación inevitable que la sociedad capitalista tardía impone a todo lo que en ella nace y toca, y ahora es un modo a imitar por los jóvenes yuppies y clasemedieros que pueden pagar la entrada a Cinemark.

No preocupa la película en sí, sino los efectos que pueda tener su premiación en la dirección del futuro cine independiente e industrial. No se trata de un cine de ideas sino de imágenes provocativas en el que la forma está siempre sobre la esencia. Por momentos se tiene la sensación de que se trata de un inmenso e interminable videoclip, y de seguro en MTV veremos después algunas imágenes.

Desearíamos que en el futuro los jóvenes realizadores y guionistas estuviesen menos atentos a los resultados de taquilla y la atención del público para mirar más sobre la interioridad en la construcción de los personajes, y que hicieran un cine que se atreva no sólo a mostrar que el motor de la historia es el azar como lo quisieran algunos posmodernos, sino que, como el cine brasileño de los setenta y ochenta, denuncie en forma menos gozosa y más poética la violencia y miseria humanas.

Julio Ortega Bobadilla
http://psicomundo.com/foros/cine/amoresperros.htm

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