La construcción de la niña como sujeto femenino ~ UNA VISTA PROPIA

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15 de agosto de 2005

La construcción de la niña como sujeto femenino

Fuente: LA CONTRIBUCIÓN DE LA ESCUELA A LA PRODUCCIÓN DEL SUJETO INFANTIL FEMENINO - Reflexiones en torno a la infancia y al acto preformativo* - Johanna Maritza Huepa Salcedo.

Se dice que los enunciados dotan de sentido lo que nombran. Sin embargo, desde autores como Michel Foucault, lo nombrado adquiere un peso mayor, pues no sólo lo caracteriza, sino que además lo produce, es decir, las palabras son quienes producen el mundo de las cosas, de lo que es posible ver y existir en determinado momento histórico y no estarían allí para describir los objetos, sino para hacer posible la existencia de estos. Así, los discursos con relación a la infancia configuran y producen a la misma infancia, la dotan de sentido y provocan unas formas concretas de hablar y actuar frente a ella.

Esta premisa es trabajada también por Judith Butler, para quien es el acto performativo (Judith Butler, Cuerpos que importan), el que de forma reiterada, produce materialmente lo que promulga, actuando de tres formas: la primera esta dada por la invocación o la primera cita: “la niña” que adquiere la materialidad en el cuerpo y el género. La segunda es la cita reiterada de la invocación que es la expresión performativa: “... es la reiteración de la norma y, en la medida en que adquiera la condición de acto en el presente, oculta o disimula las convenciones de las que es una repetición”. La tercera es la aparente teatralidad, en la que la niña debe actuar según las citas que sobre ella se apelen, de forma tal que sea imposible revelar plenamente su historicidad. El guión que permitirá esta teatralidad está dado en el marco de unas relaciones familiares y sociales, y “articulado a una cadena de convenciones sociales, desde la cual se defina y caracteriza el ser mujer en un contexto social determinado”.

Desde estas perspectivas, lo que parece natural y eterno, en este caso la feminidad como inherente a la condición de mujer, se hace complejo, puesto que hasta el cuerpo que se postula como anterior al signo es producido, constituido y performado “por cuanto el acto significante delimita y circunscribe el cuerpo del que luego afirma que es anterior a toda significación” (Judith Butler, Cuerpos que importan).

Es el cuerpo “superficie de inscripción de acontecimientos (mientras que el lenguaje los marca y las ideas los disuelven), lugar de disociación del Yo (al cual trata de prestar la quimera de una unidad sustancial, volumen en perpetuo desmoronamiento.” (Michel Foucault, Nietzsche, la Genealogía, La Historia).

En este sentido y como lo expresa Foucault: “... es el cuerpo el que lleva en su vida y su muerte, en su fuerza y debilidad, la sanción de toda verdad y de todo error, de la misma manera que conlleva también, e inversamente, el origen-procedencia.” (ídem). La Escuela como institución moderna parece estar dirigida concretamente a inscribir en los cuerpos los preceptos sociales imperantes, en palabras de Bourdieu, “la Escuela… sigue transmitiendo los presupuestos de la representación patriarcal (basada en la homología entre la relación hombre/mujer y la relación adulto/niño), y sobre todo, quizás, los inscritos en sus propias estructuras jerárquicas…” (Pierre Bourdieu, La dominación Masculina).

(Este es un extracto del original. Algunas referencias bibliográficas han sido omitidas)

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